Andrea, encontró el gozo
Escrito por la worshipera, Andrea Girón
Las emociones son parte de nosotros y esto es algo que no podemos dejar a un lado. Dios en su perfección nos creo como seres emocionales y Él es el único capaz de transformar nuestras emociones malas o negativas en emociones buenas y positivas.
Esto lo escribo casi 10 años después de uno de los momentos más difíciles de mi vida: mi embarazo. Si, hace 10 años me encontraba con la noticia de que seria mama sin esperarlo. Tenia 20 años cuando esto sucedió y este episodio en mi vida comenzó a despertar muchas emociones en mí que habían estado escondidas. Antes de mi embarazo yo cargaba mucho rencor y falta de perdón en mi corazón ya que este había sido dañado una y otra vez. Sentía que mi vida era una novela de amor en la que todo siempre terminaba mal. Poco a poco fui reprimiendo estos sentimientos hasta que un día me volví en una persona fría que decía no sentir nada. El dejar que las emociones dominaran mi vida me hizo tomar muchas malas decisiones.
Mi embarazo vino a abrir esa cajita de emociones que era mi vida. Al darme cuenta de que estaba embarazada y que mi vida iba a cambiar; el miedo y la duda se apoderaron de mí. Tuve un embarazo de alto riesgo así que la incertidumbre y el miedo de lo que podía pasar se convirtió en mi día a día. Y después de cinco meses sintiéndome de esta manera; lo peor sucedió. Sufrí un aborto natural y perdí a mi bebe. El miedo se convirtió en dolor, la incertidumbre en enojo y me convertí en una joven frustrada. No comprendía porque me sucedía esto a mí. Pase varios años tratando de llenar el dolor que había en mi corazón con cosas de este mundo. Las fiestas, las salidas, el alcohol y las relaciones eran la manera de en la que evitaba lidiar con mis emociones. Tenia miedo de dejar salir todo lo que llevaba adentro.
Todo esto que les comento me llevo a una sola cosa que fue la depresión. Dicen que Dios llega justo a tiempo siempre. Y Él llego cuando yo sentía que ya no podía más. Cuando yo ya no encontraba la manera de seguir adelante, Él apareció de la manera menos esperada. Comencé a asistir a unas reuniones donde muchas personas contaban sus testimonios y hablaban de como Dios los había sanado. Esto me llevo a comenzar a abrir mi corazón a Dios. Entendí que si quería algo diferente yo debía mostrarme delante de El con todo lo que llevaba adentro: enojo, dolor, tristeza, ansiedad, miedo y frustración. El como un buen Padre comenzó a sanar mis heridas. Tomo mi corazón que se encontraba en mil pedazos y lo fue transformando.
La sanidad y transformación en tus emociones no sucede en una hora o día especifico, pero por medio de Dios y el tiempo si logra ocurrir. Dios transformó mi dolor en gozo, mi lamento en fuerza y mi miedo en valentía. El rencor se fue y la paz llego para quedarse. Hoy entiendo que quizás este proceso en mi vida era necesario para sanar heridas previas, para conocer a Dios y para entender que nada es en mis fuerzas. Hoy he entendido que mis emociones no me controlan y no me definen. Si son parte de mi vida, pero quien esta al control es Dios. Se que día a día puedo presentarme delante de Dios y convertirme en esa persona que abre su corazón para seguir siendo transformada. Aún existen días en los que me siento triste o ansiosa, pero es en estos días que lo puedo sentir increíblemente cerca.
¡El desea estar cerca de vos y ayudarte a transformar tus emociones! En Él podemos ser vulnerables y aun así sentirnos seguras.
”Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad. Jeremías 33:6