¡Soy sana!
Escrito por la worshipera, Julissa Calderón
Puedo sonar orgullosa mientras escribo estas dos palabras. Hemos normalizado el estar siempre rotos, tristes e inestables, nos parece lejano estar sanos y completos.
Recuerdo en muchas ocasiones ir donde Dios a preguntarle ¿Cuándo llegará mi sanidad? Oraba sin cesar, leía la biblia, adoraba, obedecía la palabra pero nada parecía mejorar. El enemigo, en muchas ocasiones, me gritó que estaba estancada, que Dios me había olvidado, que Dios no estaba interesado en sanarme y que siempre estaría rota y muchas veces lo creí.
Recuerdo orar por cosas específicas y llorar porque Dios no las concedía en el momento que yo consideraba oportuno. Recuerdo enojarme con Él y hacer berrinches porque yo esperaba que Él obrara en mi tiempo.
Pero un día sucedió. No puedo ni recordar una fecha exacta cuando la costra de la herida cayó y vi únicamente una cicatriz que ya no provocaba dolor, solo traía el recuerdo de que Dios siempre me sostuvo y no me abandonó.
Concedió cada anhelo que le pedí respecto a mi sanidad. No olvido ninguno, incluso agregó bendiciones que yo nunca hubiera imaginado.
Durante todo el proceso nunca cambió mi situación. Él cambió mi corazón. Fue un proceso duro y tormentoso. Jesús me hizo saber que sanar duele más que lesionarse pero que duele más lesionarse y nunca tratar con la herida. Sin reservas acepté sus términos y condiciones, obedeciendo y creyendo cada letra de su palabra y hoy puedo decir: JESÚS ME SANÓ.
Te hablo del futuro, soy la ciega que encontró al hombre que le devolvió la vista, soy la coja que encontró al nazareno que la hizo caminar otra vez, soy la del corazón roto a quien Jesús le vendó y le sanó las heridas.
Olvidarás tus sufrimientos por completo, y si acaso los recuerdas, será como recordar cosas sin importancia. Tendrás una vida muy feliz. ¡Tus pesadillas más horribles, se convertirán en dulces sueños!
Vivirás en paz y protegido por Dios; dormirás confiado y lleno de esperanza, sin miedo a nada ni a nadie, y muchos querrán ser tus amigos. JOB 11: 16-19
Repetí estos versículos por más de un año y nunca pensé vivirlos. Hoy cada promesa registrada en estos versículos es algo que estoy viviendo. Jesús lo prometió y hoy me lo ha cumplido. Si lo hizo conmigo, lo hará contigo.
Todo lo que Dios hace es bueno y todo lo que Dios permite es necesario. ♥️
Orá a Dios en medio de tu situación y escucha detenidamente está canción: